Reclamando la esencia de la educación escolar cristiana
Basado en el libro “Reclamando la esencia de la educación escolar cristiana”
Por: Claudia Gramajo
Los educadores cristianos tenemos en nuestras manos un diamante a través de la enseñanza y el aprendizaje con la presencia activa de Dios en nuestra mente y corazón, lo que nos permite trascender en el llamado y ministerio con los estudiantes.
Como cita el Ph.D. Albert E. Greene: “El verdadero propósito de la educación escolar cristiana es preparar a los jóvenes hacia una vida completa bajo el señorío de Jesucristo.”
Todo aprendizaje verdadero no solo se hace posible por Dios, sino que también se aprende a conocer a Dios. Aprendamos a conocer a Dios a través de la persona de Jesucristo.
Quiero resaltar la importancia del tema de los valores; en la perspectiva bíblica, los valores sí existen y son absolutos. Son creados por Dios y fluyen a través de cada parte de nuestra vida y experiencia. No pueden separarse de ninguna forma de realidad, excepto con propósitos de discusión.
Los valores son creados por Dios y están sujetos a Él. No existen por sí mismos. El bien no es aprobado por Dios porque sea bueno, pues entonces habría algún estándar de bondad, incluso por encima de Dios. Lo más significativo del valor verdadero es que Dios diga que una cosa o acto es bueno, o que Él diga de nuestro servicio: ‘bien hecho’.
Quizás ahora estemos preparados para considerar la íntima relación entre el amor y el aprendizaje, considerando estos aspectos:
· La creación solo es real porque Dios la ama.
· El verdadero conocimiento humano es imposible sin amor.
· El amor tiene poder formativo en el aprendizaje.
Para concluir, la meta distintiva de la escuela cristiana es usar el currículo como medio para ayudar a los estudiantes a crecer en la reconciliación de la creación y la redención, expresadas en la vivencia de una cosmovisión cristiana y en su conocimiento de Dios