Que nuestro propósito sea caminar con Dios en el aula

Artículo inspirado en el libro “caminando con Dios en el aula” de Harro Van Brummelen

 
El mayor regalo que tenemos los educadores cristianos de parte de Dios es nuestra vocación y
nuestra fe; que nos lleva a tener el compromiso de discipular y guiar a los estudiantes que son
imágenes únicas de Dios.
Para ello necesitamos abrazar la biblia como la verdad infalible del aprendizaje significativo y que modelará pedagógicamente los pasos a seguir para alcanzar los objetivos trazados en la educación cristiana.
Tenemos la misión de impulsar el reino de Dios en nuestra comunidad educativa sabiendo que por cada niño(a) y joven que pasará por nuestras aulas, tendremos la oportunidad de alcanzar una familia para la gloria del Padre celestial.
Mediante la oración, alabanza, devocionales y estudio de la palabra lograremos nutrirnos para poder ser esas fuentes no solo de conocimiento, sino de la unción del Espíritu Santo que nos permitirá caminar de la mano de Dios en el aula.
En un currículo cristiano los educadores deben tomar en cuenta la importancia de tomar modelos que permitan permear el mundo cotidiano y exigente al que los estudiantes deben enfrentarse día a día. “No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno” Juan 17:17 NVI


Vamos a interactuar dentro del aula con hijos de Dios que tienen un llamado y liderazgo que se
encuentran en plena formación y que nuestro ejemplo les dará as pautas para crecer en su ministerio.
“El aprendizaje debe llevarse a cabo de acuerdo con las fases de desarrollo y según los propios
estilos de los aprendices, sus necesidades motivadoras, modos de obtener el conocimiento y estilos de aprendizaje” (Harro Van Brummelen,1998, p144).

Recordemos a la hora de planificar que el currículo está en constante cambio, debemos adecuar los momentos de enseñanza-aprendizaje con actividades dinámicas para que durante el ciclo escolar podamos construir un ambiente cálido y agradable que permita una sana convivencia con la comunidad educativa.
Disfrutemos este llamado con responsabilidad y amor a Dios, recordando que no estamos solos y que con diligencia alcanzaremos nuestro propósito. Los dejo con este pensamiento que nos ejemplifica muy claramente la misión a la que estamos listos para empezar.


“Finalmente, Jesús espera que los maestros escojan, diseñen y adapten el currículo con cuidado. Usted depende por supuesto, del trabajo y visión de otros educadores porque no desarrolla, ni tampoco analiza todos los planes de estudios. Trabaje para llevar a cabo programas que lleven a los niños hacia el Reino de los cielos. Regrese regularmente a sus propios objetivos globales de instrucción para ver si su planteamiento se relacionó más específicamente con esos objetivos. No espere alcanzar la perfección en la vida, pero procure mejorar su programa cada año. “Aquellos que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas…. Correrán y no se cansarán” Isaías 40:3” (Harro VanBrummelen,1998, p 89)


Seguimos al mejor de los Maestros


Escrito por: Claudia C Gramajo.

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